lunes, 21 de julio de 2014

La insostenibilidad de lo sostenible

Soy bastante dado a consultar el Diccionario de la lengua española para conocer las definiciones más adecuadas de las palabras que leo, escribo o hablo. De hecho, la segunda palabra del título de esta entrada no está recogida y, por tanto, es un palabro de cosecha propia.
Esta pequeña aclaración la hago por el exasperante e inadecuado empleo que se realiza del adjetivo "sostenible" en multitud de ámbitos, pero especialmente en el económico y en político. Oímos, de manera constante, a políticos, empresarios, especialistas y demás decir que algo es sostenible cuando, en realidad, lo que quieren transmitir es su bondad o conveniencia para ciertos intereses (que sólo, algunas veces, pueden ser los de todos).

Según el Diccionario, la actual acepción del adjetivo sostenible es: "Dicho de un proceso: Que puede mantenerse por sí mismo, como lo hace, p. ej., un desarrollo económico sin ayuda exterior ni merma de los recursos existentes". Creo que la inmensa mayoría de los procesos así calificados no se mantienen por sí mismos (tienen dependencia natural), que suponen una merma de los recursos (naturales) existentes y que no cumplen con los principios del Desarrollo Sostenible; en consecuencia, no son sostenibles. Pero la percepción benévola que transmite el adjetivo sirve para decorar muy bien el proceso y, por tanto, su empleo para que suene a melodías celestiales de respeto por el medio ambiente es abusivo.
La propaganda verde es un arma muy rentable, pero un arma al fin y al cabo que pasará su factura cuando los procesos sostenibles de los que nos hablan hayan agotado los recursos hasta donde sea necesario.
Por otro lado y por desgracia, a fecha actual, en la próxima edición del Diccionario están previstas dos acepciones para el mismo término: "1. Que se puede sostener. 2. Especialmente en ecología y economía, que se puede mantener durante largo tiempo sin agotar los recursos o causar grave daño al medio ambiente.". Cuando esté publicada, simplemente con la primera acepción sí estará justificado su empleo para cualquier proceso que pueda perdurar durante un tiempo relativamente prolongado y sin necesidad de tener en cuenta su afección al medio ambiente. La segunda acepción está plenamente relacionada con el tema de esta entrada pero es independiente de la primera. Nos la han colado.

En el mundo actual, la sostenibilidad tiene que ser entendida -como otros muchos términos- como un concepto global e imprescindible y los organismos internacionales deberían proporcionar pautas léxicas para que, en cualquier idioma, tenga el mismo significado. Las lenguas están en continua evolución y, por ello, se enriquecen con los cambios de los tiempos; los actuales llevan algún siglo sin entender de fronteras en lo ambiental.
Debe ser que el mundo cambia con las palabras y no con lo hechos.